Christophe Radé

Adaptación al cómic de la conocida novela de Daniel Defoe. Puerto de Hull, 1651. Robinson Crusoe, un aristócrata altanero, rompe con su familia y decide dedicarse a ver el mundo. Mediocre marinero, tras un naufragio acaba en una isla desierta. Como único superviviente, intentará salir adelante contra la locura y el aislamiento…

Información proporcionada por la editorial: Al perforar en una cueva submarina en la que se pensaba que habían recursos energéticos, los buzos son atacados por un fósil vivo, un megalodon. Antepasado prehistórico del gran tiburón blanco, es el depredador más grande de los mares y de los océanos que jamás haya existido en nuestro planeta. Es un monstruo de 25 metros, una verdadera máquina de matar. La oceanógrafa Kim Melville descubre que sobrevivieron especímenes en un laberinto de cuevas submarinas aunque el mégalodon se consideraba extinguido desde hace 5 millones de años. Un descubrimiento científico que podría poner en entredicho el equilibrio ecológico del planeta y la misma supervivencia de la humanidad.

“Un auténtico libro de cocina lleno de humor. Una auténtica historieta. Un libro sensual y goloso. Un retrato delicado y sagaz de Alain Passard. Y una selección de recetas incomparable”. – Elle –

Editorial: Manuel, de familia andaluza y recién llegado de Francia, se encuentra con su amigo Benito, un gitano con el que comparte el amor por el flamenco verdadero, no el flamenco rock para las masas, sino el que nace del dolor, de la pobreza y de la injusticia social. Benjamin Flao, con sus lápices, nos transporta a las soleadas tierras de Andalucía capturando en su trazo vibrante la esencia del flamenco, como si fuéramos un cantante o una bailaora sumergidos en la tragedia de su representación.

De la contraportada (T1): SIBERIA es el planeta n° 56 de la precolonización terrestre. Un planeta que está completamente cubierto de nieve y escarpadas montañas, -2000 C en los polos, helados vientos de 300 km/h. En este infierno, un equipo de cinco científicos tienen que llegar hasta su base, después de haber viajado 80 millones de años luz a través del espacio. Durante las maniobras de aterrizaje su cápsula espacial es azotada por feroces vientos, estrellándose en la superficie blanca e inmaculada de este mundo hostil. Los supervivientes se ven obligados a cubrir 250 kilómetros a través del paisaje inhóspito hasta su campamento base… ¡a pie! En vista del frío cortante, las violentas tormentas y los temibles depredadores que acechan, las posibilidades de supervivencia son prácticamente nulas…