François Poullain de la Barre

Un conteur se rend sur l’île d’Ouessant pour y apprendre la vérité sur une malédiction qui poursuit une famille de marins de génération en génération : le sang de la sirène. Une très belle adaptation du célèbre recueil d’Anatole le Braz…

Crónicas de la Luna Negra es una historia fantástico medieval que nos narra el épico destino de Wismerhill y sus compañeros. La historia empieza con un joven emperador (Haguendorf) visitando el oráculo que le avisa de una terrible guerra que tendrá lugar en treinta años. Treinta años después vemos a un joven semielfo (Wismerhill, Wis a partir de ahora) que no sabe nada, rondando por el bosque con su caballo, armas y armaduras. Aquí se encuentra a un elfo cleptómano, Cara o Cruz (pilou en la versión original) llamado así debido a sus dos espadas. Se vuelven inseparables y acaban entrando en el ejército de bandoleros de Ghorghor Bey, terrible semiogro. Allí Wis conoce a la elfa Fey y se convierten en amantes en una graciosa escena donde Fey, bañándose en el lago, sorprende a Wis espiándola.

¿Que qué es esto? Pues, en pocas palabras… historias cortas cómicas protagonizadas por la mismísima Muerte (bueno, ni él/ella/ello tiene claro su sexo, esto le deja claro en la primera historia), en su típica apariencia medieval esquelética, pero en plena época moderna. Siempre, eso sí, acompañada por su sempiterno compañero-mascota, el cerdo Lao-Tsé, el único que veréis llevando zapatos de tacón (y un enorme símbolo del yin-yang en un costado).

Crónicas de la Luna Negra trata de las aventuras de Wishmerhill, un joven semielfo, y su crecimiento como guerrero, así cómo una historia sobre reinos, ordenes religiosas y sectas que luchan entre sí por la supremacía y donde las dagas vuelan por los lugares más insospechados, en donde fuerzas primigenias toman partido de las patéticas pugnas humanas, aun especie de Ilíada de corte fantástico.

Rudyard Kipling meurt en 1936. Dans l'une de ses dernières suppliques poétiques, le génie créateur des «Jungle Books» invite à relire ses fabuleux récits pour y chasser entre les lignes les réponses au destin de l'homme. Admirateur émerveillé du «Livre de la Jungle», Stephen Desberg a toujours rêvé de comprendre pourquoi l'humanité a grandi trop vite. Et si Mowgli connaissait la réponse ? Entre-temps, le petit d'homme est devenu grand-père. Desberg l'a retrouvé sur un quai de gare, en partance pour l'Inde, la tête pleine d'attendrissantes visions initiatiques. Le vieux Mowgli médite sur la forêt de son enfance qu'il croyait inviolable et que la modernité a écorché. Le peuple libre des loups a disparu depuis longtemps, mais son âme ne l'a pas oublié.