Pablo a travaillé dans les mines de mercure d’Almadén. Depuis qu’il est à la retraite, il passe son temps à regarder la télévision et à fumer. Il ne veut plus sortir, ni même discuter avec sa femme. Les mises en garde de son médecin, ainsi que sa rencontre inopinée avec un garçon du nom de Jaime, finissent par le faire réagir : Pablo prend alors conscience qu’il est toujours possible d’avancer vers de nouveaux horizons. Prendre un nouveau départ, c’est aussi ce que doivent faire les habitants d’Almadén…
Pablo tiene que dejar de fumar. ¿Por qué? Porque su mujer, su familia y su médico así lo dicen. Pero Pablo es un hombre difícil de convencer. Ha trabajado siempre en las minas de mercurio de Almadén, arriesgando su vida diariamente; ha sufrido cinco ataques al corazón y fuma 20 "Winstons" al día desde que tenía doce años. Ahora con setenta, Pablo pasa la mayoría del tiempo delante de la televisión, rodeado de una nube de humo, de espaldas a un pueblo que vivió tiempos mejores.
Diez años después de los hechos relatados en “El lado oscuro del corazón”, Oliverio ha perdido el pelo, pero no las mañas. Conserva su vocación de poeta errante y continúa la búsqueda de la mujer ideal, la mujer que sea capaz de volar. Aparece entonces Miranda, a quien llaman “La anguila” porque cuando la besan se electriza hasta tal punto que es capaz de encender una lamparita entre sus dedos.
Ten years after the events recounted in the first part of the sequel, Oliver has lost his hair, but not the tricks. He retains his vocation as a wandering poet and continues the search for the ideal woman, the woman who is able to fly. Here comes Miranda, who is called "The Eel" because when kissed she can light a light bulb between his fingers.