Pierre Donadieu

Une nouvelle série, fondée sur l'épopée des Compagnons au Moyen-Age, par deux auteurs phares de la BD historique. Un tailleur de pierre, traînant derrière lui le mystère de ses origines, se rend sur le chantier de la basilique de Vézelay. L'aventure peut alors commencer…

El abate Pierre ha sido y, probablemente, seguirá siendo, uno de los iconos favoritos de los franceses. Sus valores de humildad, compartir y, sobre todo, su lucha por proteger a los más necesitados, representan lo más bello que Francia ha dado a luz. « - ¿Qué ocurre cuando se encuentra así… rezando? - Estoy adorando. - No lo entiendo. - Es como un deslumbramiento soportable. - Sigo sin entenderlo. - ¿Ha visto usted la mirada de un niño? - Sí. - Pues es como si me pusiera delante de la mirada de un niño.»

Por qué he matado a Pierre, Premio Esencial de Angouleme 2007, nos cuenta la vida de su guionista Olivier Ka, nos va dando pinceladas de hechos importantes de su vida desde la infancia hasta el momento actual, antecedentes y consecuentes de un hecho que le marcaría para siempre. El álbum supone un enorme y sublime ejercicio de introspección del autor que utiliza el medio del cómic para desahogarse, para compartir la carga que pesa sobre sus hombros y liberarse de “eso” que le come por dentro.

Olivier est un garçon sans histoires. Élevé dans une ambiance baba-cool au sein d'un milieu libertaire et permissif, c'est un enfant peu farouche qui a l'habitude de la nudité des adultes. À 12 ans, il part en colonie de vacances. Là, Pierre, un curé avec qui il s'est lié d'amitié, lui demandera de toucher son corps. Olivier ne sera ni violé ni abusé, mais cet évènement marquera son existence à jamais.

Sinopsis en la editorial: Una fábrica que espera, como tantas otras, el cierre final, la externalización, la deslocalización. Y en medio de todo ello: esos obreros que siguen rompiéndose el espinazo por mantener encendidas las calderas y de los que ya nadie habla. Jean-Pierre Levaray narra en esta obra algo que conoce demasiado bien: el trabajo en la fábrica, «esta vida perdida», «esta vida, ya de por sí corta, y que el curro te araña despacio»… Y Efix la plasma con su dibujo en blanco y negro, duro, expresivo; perfecta combinación para describir el universo cerrado y agobiante que sufren miles de personas cada día.