Thomas Legrand

Vingt-cinq images pour une histoire sans paroles… Un jeune garçon s’enfonce au plus profond de la forêt, il se confronte aux grandes terreurs des hommes et fait l’expérience, sans peur, de suivre son propre chemin.

La protagonista, ataviada con una breve chaquetilla y un cinturón-látigo, nos remite a los viejos caballeros andantes, aunque su corcel sea una potentisima moto con connotaciones eróticas, y su misión es, no la de hacer el bien, sino la satisfacción perpetua de su ego, a traves de la violencia y la sexualidad.

Editorial: Una ciudad, una calle y personas como las que nos cruzamos cada día, que se dejan llevar por la vida, de casa a la oficina y de la oficina a casa, desde que nacen hasta que mueren. Estan ahí, pero ni siquiera los vemos. Lo único que importa es que hagan lo que se espera de ellos sin hacer mucho ruido.

Un hombre al que están a punto de aplicarle la pena capital contempla obsesivamente un largo número en la soledad de su celda. Al acabar la ejecución, el verdugo descubre este número anotado en un pequeño papel al lado de la silla eléctrica. Lo recoge y se lo lleva casa. A partir de ese momento su vida cambia por completo.